Nuestro CEO

Al director general de Rubí Automotive, Ricardo Romo, le viene encima una época de cambios enormes y en todos los frentes. A nivel interno, el veterano grupo industrial se plantea cambios de tipo productivo y de expansión geográfica, siempre pensando en crecer. Y en el exterior, debe encarar un sector lleno de incertidumbres desde el punto de vista tecnológico -eléctricos, descarbonización, etc.- y geopolítico, con una nueva guerra planetaria de bloques que mete presión sobre todo el sector.

En poco tiempo ha cambiado la dirección, la estrategia a largo plazo, hasta la apariencia de su marca corporativa ¿Qué queda de la antigua Rubí?

Rubí es la misma, se vista como se vista. Tenemos setenta años de historia con un apego y un respeto a nuestro entorno y a nuestra gente que no se puede obviar. No sería justo hablar de nueva o vieja; yo diría que hemos pasado a una fase de madurez que nos permite plantearnos crecer en serio. Son los mismos valores y la misma humildad pero con la firme voluntad de crecer.

Se puede crecer de muchas maneras, con distintos objetivos…

Sí, hablamos de crecer en todos los campos que estén a nuestro alcance. Lo primero es saber que estamos preparados en recursos técnicos y humanos para afrontar un crecimiento. Y hacerlo incluso con mejores procesos y con la obsesión por la calidad que es el lema fundacional de Rubí desde sus inicios, mucho antes de que yo llegara. Y eso lo sabemos ya. Lo siguiente es completar nuestra cartera de pedidos a largo plazo y con los clientes más prestigiosos y exigentes de Europa, como Mercedes y Stellantis, a los que hemos demostrado cómo trabajamos en Rubí. Planeamos también crecer en productos -nuevas estampaciones, nuevas técnicas de soldadura…- y, si hace falta, en expansión física de nuestra actividad ampliando producción en otros países.

Usted proviene de empresas surgidas del tradicional cooperativismo vasco ¿Cómo se mira hacia el horizonte global sin perder las raíces?

Pues es muy fácil, como al emplear unas gafas bifocales para cerca y para lejos. Nunca seremos una marca multinacional global desapegada porque ni siquiera está en nuestra cultura, ni de los trabajadores, ni de la dirección del grupo ni del territorio que nos rodea, sea aquí en Euskadi o en nuestra planta gallega. Es lo natural, del mismo modo que es natural tener una relación global con nuestros clientes que operan en todo el mundo. Nosotros pensamos y sentimos que en Rubí hubo abuelos, hay padres y que en el futuro habrá hijos y nietos con sus mismos apellidos. Esa idea te marca.

Los valores están muy bien pero no te aseguran el mercado, y menos todavía en la automoción …

Claro, claro. Está la innovación tecnológica, en recursos, en formación y en procesos. Sabemos que ya no es suficiente con aprender e implantar las mejores tecnologías del mundo. Esto ha cambiado mucho; ahora tienes que poner de tu parte, tienes que pensar e innovar para tu propia fábrica, para tus procesos. Por eso vamos a dar un salto enorme de calidad al crear un Centro Tecnológico propio, que estará adherido a a la RVCTI (Red Vasca de Ciencia, Tecnología e Innovación). Nuestros ingenieros trabajarán con universidades y otros centros para mejorar nuestras propias técnicas y tecnologías en fábrica.

¿A cuántos años vista piensa? El sector auto es una locura: por un lado se exigen inversiones a largo plazo pero se producen cambios socioeconómicos, ambientales y políticos a corto plazo.

Esto es, para mí, lo más difícil, porque no puedes controlar todas las variables. Nuestro nuevo Plan Estratégico está trazado hasta el 2027, pero hacemos cálculos que van mucho más lejos. Nosotros tenemos una voluntad firme por la descarbonización, por acoger el coche eléctrico o por entrar en un determinado mercado. El sector en general está más convencido que nunca, pero a veces los intereses geoestratégicos son incluso más fuertes que las fuerzas del mercado. A veces, para algunas cosas, las empresas no somos tan globales como nos gustaría y dependemos de otros intereses. Fíjese en el coche eléctrico chino o en el comercio global de la energía, por ejemplo, o en cómo la sociedad decide implantar nuevos hábitos de sostenibilidad o movilidad.